lunes, 14 de mayo de 2012


5. La gestión de los residuos.

La generación de residuos forma parte de la vida. Todo lo que se consume pasa por una digestión y metabolización, originando residuos.
En la actualidad hay una enorme cantidad de residuos sólidos urbanos (RSU). Esto se debe a los nuevos materiales, al exceso de embalaje y al aumento del consumo.
Aunque esta basura fuera orgánica (biodegradable), la naturaleza sería incapaz de absorber tal cantidad de residuos.
El sistema tradicional de tratamiento de RSU es el siguiente: Se recoge la basura y se traslada a un vertedero o se incinera. Esto hace que la basura se descomponga y produzca lixiviados y gases.
Los gobiernos municipales han incluido vertederos controlados, en los que la basura se deposita en capas y se tapa con arena para que no acudan las ratas ni se produzcan malos olores. Además, se desvían los lixiviados a una planta depuradora y el metano a una generadora de energía eléctrica.
La incineración es una opción aceptable siempre que se tomen precauciones para evitar la difusión de productos tóxicos.
Los ayuntamientos municipales han dado el paso de poner a nuestra disposición puntos limpios y servicios de recogida de basura, además de contenedores selectivos. También tenemos a nuestra disposición los contenedores tradicionales y de aceite y pilas.

5.1. El compostaje de los residuos orgánicos

 Los residuos orgánicos forman actualmente menos del 50% de los RSU en España, una cifra que tiende a disminuir debido a los nuevos materiales.

El compostaje era una práctica muy común en el mundo rural antes de que llagaran los modernos fertilizantes. Consiste en la descomposición de la materia orgánica en presencia de oxígeno y en condiciones de la humedad y temperatura controlada. El compost es un abono natural muy conocido por los agricultores, que vuelve a ser utilizado en la actualidad para potenciar la agricultura ecológica.


El problema del compostaje es que es imposible garantizar que los residuos orgánicos estén totalmente libres de metales pesados y otras sustancias tóxicas. Por ello, es fundamental no tirar ningún tipo de pila o batería descargadas a la basura.



5.2. El reciclaje del vidrio

Las materias primas con las que se fabrica el vidrio son muy abundantes, por lo que es muy difícil que agoten, pero eso no quiere decir que no se deban reciclar. Hay dos motivos fundamentales:


  • El vidrio es un material muy duradero para que llegue a su descompoción.
  • La fabricación de vidrio a partir de materiales reciclados requiere un consumo de energía menor, con el consiguiente el ahorro en combustible fósiles y la reducción de emisiones de CO2.



Es reciclable al 100%. Su proceso se inicia con la recogida selectiva y el traslado a la planta de reciclaje. Una vez realizada la separación, el vidrio es triturado hasta convertirse en un polvo fino denominado calcín.



5.3. El reciclaje de papel y cartón

El proceso de reciclaje de papel y cartón es igual de sencillo como el del vidrio. Necesita de una recogida selectiva, lavado, eliminación de impurezas y separación; después se muele el papel y se mezcla con agua para producir pulpa que tras su prensado y secado se convierte en papel reciclado.

El reciclado de papel es bastante más problemático que el del vidrio.


Además, con cada reciclaje las fibras de celulosa se estropean, lo que hace necesario mezclar la pulpa de papel reciclado con celulosa fresca para garantizar una calidad mínima.

El reciclado de papel contamina menos. Y con la pulpa de menos calidad se puede fabricar cartón para embalaje.

 5.4. El reciclaje de plásticos

El plástico son toda una gama de polímeros. La dificultad de los plásticos, por tanto, reside en su separación.

Los polímeros termoplásticos son fáciles de reciclar: basta someterlos a un proceso de triturado cuyo resultado final es la granza, virutas de plástico listas para su fundido y moldeo.


5.5. El reciclaje de metales


La minería es una actividad que requiere una elevada inversión en materiales y mano de obra. Las vetas de mineral no suelen ser demasiado grandes, por lo que las minas tienen fecha de caducidad y continuamente hay que buscar nuevas vetas y abrir nuevas galerías. Otro inconveniente son los riesgos laborales que conlleva su extracción.
La facilidad con la que se recuperan los metales sin cambio de calidad ha hecho que el negocio de la chatarra genere grandes beneficios.


Las aleaciones ferrosas son las más fáciles de reciclar. Los resultados saltan a la vista: más de la mitad del acero que nos rodea es reciclado.



Otros metales no cuentan con la ventaja del ferromagnetismo, pero su reciclado es igualmente rentable. Uno de los más atractivos es el cobre. Es de fácil recuperación, ya que no se encuentra mezclado con ningún otro material aparte del plástico aislante, y su precio es siempre alto.

El plomo y el estaño son también metales muy fáciles de reciclar gracias a su bajo punto de fusión. Una vez derretidos se separan con facilidad del resto de impurezas.

El reciclaje del aluminio es más difícil y la calidad del aluminio reciclado depende de su procedencia. Las ventajas son evidentes: si bien el aluminio abunda en la corteza terrestre, su producción a partir del mineral de bauxita es bastante contaminante y exige un enorme consumo energético. El mercurio es un material altamente contaminante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario